Javier Yankelevich nos ha compartido su investigación sobre lo que él llama el conflicto por el control del auditorio Justo Sierra. Ahí, él expone de manera objetiva –considero que es un decir, pues por una parte al final del escrito se revela creyente de esa religión romántica de nuestro tiempo, destructora de la posibilidad del juicio y aniquiladora de la objetividad, aunque por lo mismo numen venerable para los relativistas morales, llamada historicismo; en tanto que por otra el uso de los verbos declarativos en las distintas citas clarifican sus simpatías y diferencias- una parte de la historia del conflicto y las motivaciones simbólicas de los actores del mismo. Una de esas motivaciones es el llamado “mito unamita”. En su exposición noto la omisión de un elemento aquí ya expuesto con anterioridad: la concepción de la universidad como un Estado dentro de un Estado, o bien la reproducción de los problemas del país al interior de la universidad –en una expresión más cercana al autor del estudio-, mediante la cual se ha suprimido la posibilidad de concebir la instauración del orden en los confines de la misma. Es decir, los universitarios no sólo creen que la UNAM es una institución de excelencia, matriarcal y mesiánica, sino que también la creen inmaculada: tanto siendo libre de pecado como permaneciendo intocada. Por esta arista del mito unamita se ha vuelto realmente difícil en la discusión sobre el auditorio el planteamiento de la posibilidad de que se reinstaure la potestad del mismo a la administración universitaria mediante la violencia; o dicho a la manera en que aquí fue expuesto: se ha malentendido la autonomía. No por nada la autonomía es reducida, en el trabajo aquí referido, a una nota al pie (pág. 54), mientras que vuelve a ser mencionada solamente al paso y de manera incidental (pág. 87). Por esta comprensión errónea de la autonomía universitaria, y la consecuente cerrazón a discutir las ideas de Antonio Caso y Manuel Gómez Morín, se ha vuelto tabú postular una solución violenta al secuestro del auditorio. Por ello, además, el análisis del conflicto se sitúa en el difícil campo de la incomprensión de las partes, igualmente cerradas y al mismo tiempo igualmente válidas para participar en el diálogo resolutorio del conflicto. Por ello, además, el autor ha creído que el conflicto es entre dos grupos de poder que se disputan el control de un espacio. Por ello, también creo que el autor quedó encerrado en su propio mito.
Somos universitarios a favor de la devolución de las instalaciones tomadas por diversos grupos en distintos planteles de la UNAM.
sábado, 22 de mayo de 2010
Reiteraciones
sábado, 8 de mayo de 2010
Coincidencias
La academia y la grilla política son lugares propicios para las buenas intenciones: su hermetismo favorece la temperatura y la humedad adecuadas para que germine una colorida flor bienintencionada, la severidad de sus palabras abona y fortalece el espinoso tallo, al tiempo que es regada por exhibiciones de clamor público para que los pétalos sean tersos y torneados; la academia y la grilla política son los invernaderos de la bondad. No hay académico o grillo político que se anime a afirmar verdades distintas a las de su público, pues entre ellos no es in ser derrotista, mucho menos reconocer errores: si un académico lleva diez años encerrado en su cubículo estudiando copiosamente un mismo tema en el mismo exacto sentido, con las mismas exactas palabras, en los mismos exactos tiempos, no reconoce que fracasó, dice que se está especializando; si un grupo de grilla lleva diez años cambiando al mundo desde su trinchera de reacción ante el Estado opresor, así sea ésta robada a una institución pública, reciclando una y otra vez las mismas palabras revolucionarias, no se dice que la ocupación ha fracasado, se afirma que son diez años de éxito rotundo, consecutivo e imparable; si al académico se le demuestra que su trabajo en realidad no ha sido bueno, que realmente ha defraudado a su universidad, que es un vil farsante, pues se acusará de intolerancia, de cerrazón intelectual, de rancio escolasticismo; si a los grillos políticos se les dice que su proyecto no ha sido bueno, que realmente han abusado de la universidad por diez años, que son una horda de farsantes, pues se acusará de reacción, de vendimia a las fuerzas fácticas, de fascismo; el académico se asusta y mira azorado desde la ventana de su cubículo a fin de recopilar (metódicamente) datos de campo que le permitan concluir la necesidad del diálogo entre los que viven del otro lado del vidrio, los grillos se asustan y acusan cercos en su contra señalando con un dedo victimario a los que viven más allá de su congal como los responsables de su situación; y así, los bienintencionados que se robustecen en la academia y en la grilla política cobijan sus buenas intenciones en el cálido clima del invernadero que bien se han sabido construir. Lo demás son golpes bajos, incitaciones a la violencia, oscuras operaciones maquinadas por oscuras mentes perversas que toman té en los entretelones del poder. Así no es posible platicar.
sábado, 1 de mayo de 2010
Inútiles
El 19 de marzo llegó al Justo Sierra la voz intimista y reveladora de José Saramago.
Invitado por la Dirección de Literatura y la Editorial Alfaguara, se presentó en la Facultad de Filosofía y Letras (FFL) el escritor José Saramago para hablar de su más reciente novela, "Todos los nombres", y de su vocación literaria.
-Gaceta UNAM-
El 19 de marzo (de 1998), apenas unos mese antes de que fuera galardonado con el Premio Nobel de Literatura, José Saramago visitó la UNAM. El escritor portugués cautivo al público que se dio cita para escucharlo en el auditorio Justo Sierra de la Facultad de Filosofía y Letras. Emocionado, habló de la memoria, de su encuentro con la literatura, de sus ideas políticas, y de los motivos que le llevaron a escribir obras de la perfección de El libro de las tentaciones, Todos los nombres o el Ensayo sobre la ceguera. Por los mismos días, la Universidad también acogió la visita de Susan Sontag, la escritora norteamericana que es reconocida a la vez como pensadora y novelista de toda una generación. El público escuchó atento la lectura de fragmentos de su novela El amante del volcán y planteó una gran cantidad de inquietudes cuyas respuestas siempre fueron inteligentes.
Prontuario 1998, UNAM, México 1998, p.49
Así, sigue el pacto de la inexistente comunidad universitaria para que los usurpadores sigan viviendo en sus narices.